Cómo triunfar en la nueva era digital, por Rosa García
Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender. Así lo creía Alvin Toffler, autor de obras como “El shock del futuro”, y visionario gurú sobre el impacto de los cambios tecnológicos en la sociedad. Creo sinceramente que, en este caso, estaba en lo cierto. Actualmente vivimos en un entorno denominado VUCA (por sus siglas en inglés), caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad. Por eso, la supervivencia de nuestras empresas depende de nuestra capacidad para adaptarnos a este nuevo entorno.
La llegada de internet ha revolucionado la forma de comunicarnos, de hacer negocios, de comprar o de divertirnos, lo que ha dado lugar a un nuevo tipo de sociedad digital y a un nuevo tipo de consumidor. Se ha producido un cambio drástico y continuo de los comportamientos de estos nuevos consumidores, que adquieren cada vez más poder en sus relaciones con las marcas y tienen nuevas exigencias.
Una serie de requisitos que debemos cumplir si no queremos quedarnos atrás en esta nueva era y desaparecer en unos años. Porque ya no hay marcha atrás. Como bien decía Toffler, hay que saber desaprender para después reaprender. Y esta es la única forma de que las empresas podamos adaptarnos a los nuevos retos que impone la sociedad digital, donde la tecnología y la digitalización se han convertido en nuestras grandes aliadas.
En primer lugar, hay que tener claro que se trata de un cambio de mentalidad para adaptarse a la nueva era digital y al enorme potencial que la tecnología pone a nuestra disposición. No debemos olvidar que la tecnología por sí sola no cambia nada y que esta revolución la hacen sobre todo las personas. Por eso, los líderes deben revisar su estrategia corporativa e incorporar una nueva estrategia digital dirigida tanto a atender mejor a sus clientes como a formar mejor a sus empleados. Por eso es necesario vencer las resistencias internas y convencer a los ejecutivos de que hay que cambiar la manera de hacer las cosas. Porque ya se están escribiendo las nuevas reglas del mercado y todo va muy rápido. Y, por otro lado, ser conscientes de que los ahorros generados con la tecnología digital serán los que financien finalmente la inversión. Y si los manager y directivos creen en ello, es sólo cuestión de saber qué pasos tenemos que dar para triunfar en esta nueva era.
Uno de los primeros es definir bien la estrategia que vamos a llevar a cabo en todo el proceso. Lo que debemos tener claro desde el principio es que poner siempre al cliente en el centro es una garantía, ya que así tendremos la certeza de no equivocarnos en los planteamientos. En segundo lugar, tenemos que ser honestos al analizar las fortalezas y vulnerabilidades de nuestra empresa y equipo, para después poder buscar o crear nuevos modelos de negocio en función de las necesidades detectadas. Y, por último, debemos seleccionar los partners adecuados que van a acompañar a la empresa en esta transición para poder afrontar el desafío digital con éxito.
Pero ¿desde qué punto partimos? El 45% de las compañías españolas cree que la inversión digital hará crecer sus ingresos, ya que contribuirá a generar ahorros y mejoras en eficiencias, mayor flexibilidad de producción, o avances en el conocimiento predictivo de la demanda, entre otras cosas. Ventajas que no solo aumentarán sus ingresos, sino que además las colocará por delante en las preferencias de los consumidores. Sin embargo, aún estamos muy por detrás de otros países europeos en el proceso de transformación digital. Según la consultora Accenture, España está en el puesto 11 entre los 14 países europeos en digitalización. Y el último estudio de Roland Berger, que analiza el estado de la digitalización en las empresas españolas, afirma que sólo una de cada tres empresas está preparada para el proceso de trasformación digital. Donde sólo un 38% tiene una estrategia digital formalizada y el 26% no cuenta con responsable digital dentro de la compañía. Los motivos de esta situación son muchos, pero fundamentalmente existen dos obstáculos principales: la resistencia al cambio y los costes. Y es aquí donde el papel del manager y directivo de una compañía cobra protagonismo, porque de ellos depende cómo y cuándo se lleve a cabo este proceso de trasformación digital.
Nuestra misión como empresarios no es tanto predecir las nuevas tendencias, sino ser los responsables de hacer que los cambios se produzcan, persiguiendo como único objetivo contribuir al desarrollo de nuestra sociedad y al aumento de nuestra competitividad como país. Ya hemos desaprendido lo aprendido y ahora sólo nos queda reaprender para protagonizar juntos esta nueva era digital llena de oportunidades.
Rosa García, Presidenta y CEO de Siemens España